sábado, 28 de enero de 2012
CAMBALACHE
Que el mundo fue y será una porquería
ya lo sé
¡En el quinientos seis
y en el dos mil también!...
Así empieza uno de los tangos más imponentes la música argentina-mundial.
Curioso como su autor Santos-Discépolo retrata el inicio del siglo XX, los momentos álgidos de los movimientos y luchas sociales que comienzan en el primer cuarto de siglo, un observador de la historia y de los aconteceres humanos, pero de lo que habla el tango es de algo mas, habla de los malabares y miserias humanas imperecederas en el tiempo y en los sistemas sociales.
En la semana que acaba, hemos visto como se encarnaba el tango en sentencias, anuncios y decretos.
Lo último son las declaraciones de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, lanza el globo sonda y pretende sustituir el trabajo asalariado por voluntariado en algunos servicios públicos. A mandar que para eso estamos, mandar trabajar gratis, esas personas que pretender legarnos su pensamiento, quienes nos hipotecan el futuro con sus gestiones, nos abrasan con las no subidas de impuestos, las no subidas de suministros públicos, además ahora quieren voluntariado para la gestión de los servicios públicos, esto huele a feudo barnizado.
Es inconcebible que hoy en el siglo XXl veamos como retrocedemos en los derechos adquiridos con todas las luchas que nos legaron las personas que se batieron por ellas. ¿Hoy que les vamos a dejar en herencia a nuestros hijos e hijas?
¿Cuál será su realidad? ¿Hemos trabajado para legar algo o solo hemos vivido de la herencia recibida?
En una ocasión a la hija de un exilado armenio a la que escuche en una conferencia dijo algo que guardo como propio "Heredar es un trabajo" y aquí estamos, habiendo despilfarrado la herencia recibida y no sabiendo que hacer para legar algo de lo tenido a nuestras generaciones venideras.
La mejor letra de la historia del tango y la filosofìa popular encontradas y actuales entonces y ahora.
Cambalache
Tango 1934
Música: Enrique Santos Discepolo
Letra: Enrique Santos Discepolo
Que el mundo fue y será una porquería
ya lo sé...
(¡En el quinientos seis
y en el dos mil también!).
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
valores y dublé...
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos
en un merengue
y en un mismo lodo
todos manoseaos...
¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!...
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
¡da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón!...
¡Qué falta de respeto, qué atropello
a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stavisky va Don Bosco
y "La Mignón",
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
ves llorar la Biblia
contra un calefón...
¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril!...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil!
¡Dale nomás!
¡Dale que va!
¡Que allá en el horno
nos vamo a encontrar!
¡No pienses más,
sentate a un lao,
que a nadie importa
si naciste honrao!
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura
o está fuera de la ley...
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