sábado, 11 de octubre de 2014

El símbolo de la mujer.

Al símbolo biológico para el sexo femenino, un círculo sobre una pequeña cruz, se le llama ‘espejo de Venus’. Se cree que es una representación estilizada del espejo que la diosa romana Venus sujeta en la mano. 


Veamos por qué.

El ‘espejo de Venus’ es un símbolo mitológico de orígenes perdidos en el tiempo pero con alcances que han trascendido en la historia de las civilizaciones.  Su estructura y concepto simbólico -llave de la vida- probablemente se remonten al Ank,  un símbolo egipcio tan sencillo como un perímetro ovoide en plano coaxial simétrico con una T. Se ve bien en el dibujo de la derecha.

Este símbolo ha recibido varios nombres: Cruz ansada, Tau enlazada, Anj, Ank, Ankh, Llave de la vida, Cruz egipcia, Llave del Nilo… Se usaba como amuleto de salud, fertilidad y buena vida. En la mitología egipcia está asociado a las imágenes de las diosas Hathor e Isis y también a la de Anubis, el dios que guía a los espíritus de los muertos a una ciudad situada en la ribera del río Nilo, en el otro mundo.


Referencias muy antiguas de su existencia se encuentran en la estatua de Hathor,  esculpida durante el Reino de Amenhotep III  (1405-1367 a.C.) y en una pintura mural de la diosa Isis (nombre griego, el egipcio era Ast) fechada entre 1380 y 1335 a.C. (aprox.1360 a.C.). En ambos casos se trata de  diosas madre comprometidas con la fertilidad y la maternidad. Algunos historiadores refieren que el Ank habría evolucionado del jeroglífico del ‘anillo con sello’ que los antiguos faraones usaban para enmarcar su nombre y protegerlo.

En el primer milenio a. C., en las costas del mar Mediterráneo, la diosa Tanitaparece representada con un símbolo neocananeo (cartaginés) de arquetipos matrilineales claramente basados en el patrón de  un Ank egipcio  con corona en media luna y base triangular. En las Islas Canarias, Tanit fue venerada como Tara, Chaxiraxi, ‘La Señora’ Moneiba, Magek Abora y Diosa Celeste o de la Luz. La religión Guanche (africana), de los pueblos pre-cristianos en las Islas Canarias tenía a Chaxiraxi como diosa madre. Después de  la incursión cristiana,  su culto y simbología se ampararon en el   sincretismo con la Virgen de la Candelaria.

 La diosa Mesopotámica Ishtar era Isis (Ast) para los egipcios, Afrodita para los griegos y Venus, divinidad del amor, la belleza y la música, para los romanos.  Según la astrología y la mitología romanas, Marte y Venus representan los principios masculino y femenino. El 15 de agosto de 293 a. C. le fue dedicado a Venus el templo más antiguo del que se tiene constancia y el segundo planeta del Sistema Solar, conocido desde la Prehistoria, recibió su nombre en honor a la diosa romana del amor. Su símbolo, idéntico al de la diosa romana, se considera como una representación estilizada de su espejo de mano, lo que comentaba al principio.

Por su parte, los  alquimistas romanos describían la naturaleza  del cobre como femenina, caliente, húmeda y vinculada a los placeres carnales. Chipre fue por mucho tiempo el país del cobre por excelencia, hasta el punto  que los romanos llamaron al metal ‘aes cyprium’ o simplemente ‘cyprium’ y ‘cuprum’, de donde proviene su nombre. Pero no sólo el nombre fue tomado de aquella isla, por igual razón el cobre se representó con el mismo símbolo que Venus, pues Chipre estaba consagrada a la diosa de la belleza y los espejos se fabricaban de este metal.

En el hemisferio sur, en las costas del océano Pacífico, actual costa norte peruana, la cultura Mochica ( 300 a.C.-700 d.C.) utilizó un instrumento con simbología equivalente. En este caso, sobre el mismo concepto simbólico, el anillo superior bordea una figura antropomorfa con corona en media luna, la T es  rectangular y de su base sale una hoja semicircular muy afilada . El Tumi, fue un instrumento usado con fines quirúrgicos o  sacrificios rituales desde tiempos preincaicos.  Para algunos arqueólogos simboliza el poder sobre la vida, tanto como instrumento de cirujano como de sacerdote-verdugo.

En el siglo XVIII, Carlos Linneo ( Suecia, 1707-Uppsala, 1778),  un científico, naturalista, botánico y zoólogo sueco que sentó las bases de la taxonomía moderna, clasificó a los seres vivos en diferentes niveles jerárquicos, estableciendo tres reinos (animal, vegetal y mineral) en el primer nivel.  Entre 1731 y 1755 fue el primero en usar los símbolos del escudo y la lanza de Marte para señalar al macho y el ‘espejo de Venus’ para indicar a la hembra.

En la actualidad, diversos grupos cristianos  identifican al antiguo Ank egipcio como ‘Ankha’, un símbolo vinculado a ritos satánicos de fertilidad y lujuria.


(Fuente: Blog Compilatio de Conceptione)

lunes, 29 de septiembre de 2014

El gran problema social del consumo de ginebra en la Inglaterra del siglo XVlll


A mediados del siglo XVIII, el consumo excesivo de esta bebida llevó a empresarios a utilizar todo tipo de aditivos, causando un grave problema de salud en Inglaterra

En 1751, circulaba por Inglaterra el que posiblemente puede considerarse el anuncio contra el consumo de «drogas» más potente de la historia. Fue ideado por William Hogarth, un artista grabador, ilustrador y pintor satírico, al que habitualmente se considera el padre de los cómics occidentales. En el cartel podía verse a una mujer, con sus ropas hechas harapos, la cabeza hacia atrás, absolutamente borracha, con un bebe que está a punto de resbalársele de las manos escaleras abajo. Aquel anuncio con más de dos siglos y medio de antigüedad era un intento de representar las graves         consecuencias del alcoholismo, contrastando la feliz normalidad de lo que bebían cerveza inglesa, frente a los que preferían la ginebra.


«Usaron ácido sulfúrico, aceite de trementina y cal. Era como la muerte en un vaso»

Porque eso era para los ingleses la ginebra: la mayor droga que podía consumir el hombre, una bebida que amenazaba con desgarrar a la sociedad de Inglaterra. Las láminas de Hogarth se publicaron para apoyar el «Acta de la Ginebra», la ley con la que el Gobierno inglés quiso prohibir su elaboración, venta y consumo, en una especie de ley seca, que se había implantado por primera vez en 1732.
Su origen se remonta a los siglos XV y XVI, en los Países Bajos. En un tratado de destilación de 1582 ya se menciona al «acqua-juniperi», antecesor del «jenever» holandés y del Gin inglés. En cualquier caso, parece que fue Franciscus Sylvius, profesor de la Facultad de Medicina de la ciudad de Leyden (Holanda), quien destilo el fruto del enebro con alcohol puro, con el objetivo de producir una medicina, atendiendo a las propiedades beneficiosas que siempre ha tenido el enebro para el riñón. Pero si son los holandeses quienes tienen el mérito de su invención, es a los ingleses a quienes corresponde el de su popularidad, refinamiento y alto consumo. Y todo ello gracias a un holandés, Guillermo de Orange, que cuando accedió al trono británico en 1698 como Guillermo III, llevo consigo a la isla la formula de la ginebra.

«Acta de la Ginebra»
Sin embargo, parece ser que se fue de las manos, como demostraría más tarde el «Acta de la Ginebra», pues se hizo tan popular en Inglaterra, que los soldados que volvían de los Países Bajos la bebían no como medicina, sino como bebida predilecta, con la excusa que debían tomarla una vez al día por prescripción médica. El entusiasmo que suscitó fue tal que su consumo provocó un serio problema para el país.

«La ginebra fue vendida en todas partes. Había un bar en cada edificio»

Ante el aumento del consumo, los empresarios no dudaron en añadir a la ginebra cualquier aditivo en el intento de hacerla lo suficientemente aceptable, sin reducir su producción. Era como si la población más pobre, que aspiraba a beber como el Rey, aceptara cualquier ginebra sin darse cuenta de que ellos no podían permitirse la ginebra que bebía el Monarca. Pero las casas de destilación de mala ginebra crecían a medida que aumentaban los consumidores.
Para ello «usaron ácido sulfúrico, aceite de trementina y cal. Era como la muerte en un vaso», asegura a BBC Lesley Solmonson, autor de «Ginebra: Una historia global». «Fue ferozmente adulterado», añadeJenny Uglow, autor de «Hogarth: Una vida y un mundo», quien cuenta que la ginebra «fue vendida en todas partes. Desde tiendas de ultramarinos a los establecimientos de los barcos. Había un bar en cada edificio».

Judith Defour

Las consecuencias pronto se hicieron evidentes, al producirse un grave deterioro de su calidad, causando estragos físicos y psíquicos entre los cientos de miles de consumidores. El ejemplo más impactante de la época fue, posiblemente, el de Judith Defour, que fue condenado en 1734 por llevar a su hija fuera de la casa y estrangularla con el fin de vender su ropa para recaudar dinero con el objetivo de comprar ginebra. El autor terminó confesando y fue ahorcado.

El resultado de la prohibición de la ginebra en 1751 no fue no fue el deseado

La consecuencia fue la prohibición a través del «Acta de la ginebra» de 1751. Pero, como era de esperar, el resultado no fue el deseado: proliferaron las destilerías clandestinas, el precio subió hasta límites insospechados y, sobre todo, se produjo un grave deterioro de su calidad, causando estragos físicos y psíquicos entre los cientos de miles de consumidores. El Acta redujo el consumo y eliminó eficazmente la mayor parte de tiendas pequeñas, que era donde se producían los peores excesos, pero no acabó con el problema, pues desencadeno el mayor interés por la ginebra de la historia.
Más tarde tuvo que ser levantada la prohibición y la ginebra inglesa recuperó definitivamente su esplendor, gracias a las normas que regularon su elaboración, comercio, consumo y fiscalidad. A principios del siglo XIX, James Burrough produce la famosísima Beefeater, una de las más vendidas del mundo hoy en día. A él se debe la magistral formula de Gin-Dry, cuyo componente esencial, el agua de Londres, dio denominación a la ginebra London-Dry. La fórmula secreta desde entonces se guarda en la torre de Londres, custodiada por los famosos Beefeaters, guardias cuya vestimenta de estilo medieval hace las delicias de los turistas.


domingo, 24 de agosto de 2014

Comunicado en apoyo a las mujeres de Valladolid

Cada año se denuncian en España más de 1000 violaciones según datos del propio Ministerio del Interior, En 2013 se registraron 1.298 violaciones, tres cada día; una cada ocho horas.
Cada 8 horas una mujer en este país sufre una de las proyecciones más brutales de la violencia de género. Cada 8 horas nuestros cuerpos son atacados, violentados por la hegemonía social y cultural del patriarcado, del machismo que campa a sus anchas sin apenas contestación social, política y gubernamental.
Por eso, hoy lunes en un acto de denuncia y solidaridad con todas las mujeres violentadas y encima criminalizadas por ser victimas de esta barbarie social, que nos manifestamos aquí. Nos solidarizamos con las compañeras de Valladolid que tienen entre sus gobernantes a un alcalde que haciendo gala del machismo e insulto más intolerable se permite minimizar y bromear con las agresiones sexuales a mujeres. Un gobernante público, elegido en las urnas, que violenta de este modo las bases de la propia democracia, un gobernante que ya es conocido por su verbo facilón e insultante ante las diferentes muestras de violencia de género.
La impunidad constituye el estímulo perfecto para la multiplicación y perpetuación de la violencia, ya que el mensaje que reciben los agresores y potenciales agresores es que su conducta no es merecedora de reproche alguno. El discurso político y social que frivoliza y no censura sin miramientos la violencia contra las mujeres no puede tolerarse, así como tampoco la falta de respuesta pública del conjunto de la ciudadanía y responsables políticos a todos los niveles.
Por eso, hoy todas las mujeres y hombres que estamos aquí solicitamos la DIMISIÓN INMEDIATA de Francisco Javier León de la Riva, de él y de todas aquellas personas que teniendo una responsabilidad pública nada hace contra la desigualdad y violencia contra las mujeres.
Desde la práctica feminista no vamos a quedarnos mirando este desolador panorama donde lo que está en juego son la vida digna de las mujeres y la propia democracia.
Desde la práctica feminista no vamos a tolerar que nuestro cuerpo sea utilizado como arma por el patriarcado para seguir abusando del poder machista de la que muchos hacen gala en todos los ámbitos de la vida.
Hoy repetimos de nuevo que el machismo nos mata y que el feminismo salva vidas.
Por todo esto, y sabiendo la necesidad del feminismo en acción:
EXIGIMOS: la dimisión del alcalde de Valladolid y lanzamos una alerta feminista contra todo aquel que haga pedagogía del uso de la violencia contra las mujeres.
EXIGIMOS que el gobierno de España se pronuncie censurando públicamente a este gobernante del PP.
EXIGIMOS que la Federación estatal de Municipios lo repruebe e inste a abandonar la vida política.
EXIGIMOS a la ministra de Igualdad que salga de su letargo y dormidera para hacer lo que conlleva su cargo que es luchar en defensa de la igualdad entre hombres y mujeres.
SOLICITAMOS al conjunto de la ciudadanía que participe y apoye cuantas acciones se emprendan en el conjunto del estado con un objetivo: la paz y dignidad para las mujeres, y la erradicación de la violencia de género.
En definitiva, desde la Plataforma Feminista de Alicante, exigimos de los poderes públicos que cumplan con su misión de combatir la violencia machista y actuar en favor de la consecución de una igualdad real y efectiva de mujeres y hombres.
Tomemos conciencia de una vez que El Machismo Mata y hace imposible la convivencia exigible en una democracia. El terrorismo machista es cuestión de Estado y su erradicación debe constituir la más alta prioridad del Gobierno y del conjunto de la ciudadanía.
Se han sumado hasta el momento al comunicado:

CASA DE LA DONA DE VALENCIA
ASOCIACIÓN ELEANOR ROOSEVELT
ASOCIACIÓN DE MUJERES SAN FERNANDO DE HENARES
DONES DE XIRIVELLA EN ACCIO
CCOOPV

PSPV – PSOE

La prostitución: aportaciones para un debate abierto. Beatriz Gimeno (Revista trasversales, mayo 2008)


La regularización de la prostitución como un trabajo más o la lucha por la
abolición se ha convertido en los últimos años en un asunto que ha dividido en dos
mitades irreconciliables al movimiento feminista, no tanto al resto de la sociedad, que
suele asumir la opinión de los medios de comunicación mayoritarios o de los políticos
que los representan. El debate dentro del movimiento feminista ha alcanzado niveles de
tal virulencia que es imposible llegar no ya a un acuerdo, sino siquiera a escuchar los
argumentos de la otra parte. Entrar en el debate, como yo misma he intentado a veces,
con buena voluntad, reconociendo que algo de razón deben pueden llevar incluso las
oponentes, intentando no descalificar, reconociendo que feministas somos todas, es
imposible. El debate te termina arrastrando hasta la imposibilidad de presentar
argumentos que la otra parte siquiera escuche y mucho menos se preste a reflexionar. Y
sin embargo, como todo debate, éste mucho más que otros necesita una buena dosis de
reflexión y calma. Y lo necesita porque pocos debates políticos e ideológicos son tan
complejos y mezclan cuestiones tan diferentes y tan contradictorias.
Nadie discute que cuando hablamos de prostitución hablamos de miseria y de
dolor. Y en principio todas estaríamos de acuerdo en buscar la manera de aliviar la
miseria y el dolor de estas mujeres. El problema que se plantea es si esa miseria es
distinta por algún motivo a tantas miserias que produce nuestro mundo. Y si no lo es -y
quizá no lo sea- ¿por qué otorgarle esa centralidad a la prostitución? La diferencia es
que el debate sobre si la prostitución se legaliza o no está aquí y hay que posicionarse en
este momento; es ahora cuando tenemos qué decidir si aceptamos que la prostitución se
convierta en un trabajo más o luchamos por erradicarlo. En mi opinión, en general, el
debate se centra en cuestiones que pasan por encima de los factores estructurales que no
suelen tenerse en cuenta pero que creo que son imprescindibles. Remitirnos a estos
factores puede parecer frío cuando estamos hablando de la vida concreta de mujeres que
sufren pero es que de eso se trata. Estamos hablando de la vida de todas las mujeres. La
prostitución somos todas (y todos). Comencé a pensar de forma diferente en la
prostitución a raíz de una conversación con una conocida antropóloga, partidaria a
ultranza de la legalización. Yo hice el siguiente comentario: “A mí lo que me preocupa
es el impacto que la prostitución pueda tener en legitimar e incluso reforzar la
sexualidad masculina hegemónica”. La contestación de ella fue: “¿Qué me importa a mí
la construcción de la sexualidad masculina?” En ese momento creo que me hice
abolicionista porque siempre he pensado que o la izquierda (y el feminismo como
movimiento de izquierda) se caracteriza por la resistencia a ultranza al olvido estructural
al que el neoliberalismo pretende conducirnos, o dejará de existir ninguna posibilidad de
resistencia.
La prostitución ha pasado de ser algo relativamente simple de entender a algo
mucho más complejo en donde se mezcla la globalización capitalista, el crimen
organizado, la pobreza globalizada, el sur pobre y el norte rico, el patriarcado, la cultura
del consumo, el sujeto deseante como protagonista de la historia, el pensamiento débil o
líquido -en palabras de Baumann- la desaparición de la ética política y su sustitución
por una orgía inacabable de deseos, -en palabras de J. A Marina-, la trata internacional
de personas, los movimientos migratorios, la feminización de la pobreza, el concepto
liberal de “elección y autonomía” frente al concepto social; el descrédito absoluto de
cualquier ética relacionada con la sexualidad, la (re)construcción patriarcal de la sexualidad y del deseo, la reacción del patriarcado a los éxitos del feminismo, las
consecuencias sociales de la sexualidad, las nuevas relaciones entre lo privado y lo
público…manejar todo esto al mismo tiempo es prácticamente imposible y cualquier
discusión se termina limitando a uno o dos conceptos y obviando a los demás. Para
enfrentarse a todo esto tendremos, como dice Celia Amorós que reciclar y volver a
combinar dos tradiciones feministas clásicas: el feminismo radical y su énfasis en la
política sexual del patriarcado y el feminismo socialista y su énfasis en la explotación
capitalista. Pero como ella misma dice, este fenómeno de la prostitución no es algo
único, sino la cabeza de una medusa al que nos enfrentamos sin saber por dónde
empezar a cortar. Ante esta cabeza de medusa sólo cabe aquí una aproximación parcial
que plantee preguntas y que proponga reflexiones.
Una de las cosas que más me llama la atención del debate es la debilidad de
algunos de los argumentos utilizados tanto en un campo como en el otro. No digo que
no se utilicen argumentos complejos, pero la mayoría de los que se usan en los debates,
en los medios de comunicación, entre los políticos son de una simpleza extraordinaria y,
por lo que a mí respecta, me gustaría llamar la atención sobre algunos de ellos e incluso
sobre algunos de los que se utilizan en, digamos, mi propio bando. Estos me preocupan
porque me parece que no son los adecuados para convencer o hacer reflexionar a
quienes tengan dudas legítimas y bienintencionadas. Por ello me planteo hacer aquí un
breve análisis de los argumentos, tanto de un bando como del otro, tratando de ser justa
y de no dejarme llevar por la simplificación y posicionándome muchas veces en contra
de lo que, en teoría, serían mis propios argumentos pero que me parecen de una
debilidad extrema.
1-La cuestión de la agencia y de la libertad de las mujeres. Nadie puede elegir ser
prostituta si no es bajo un proceso de extrema alienación, si no queremos que lo sean
nuestras hijas no debemos querer que lo sea ninguna mujer. O bien, las mujeres tienen
derecho a decidir lo que quieren hacer con sus cuerpos. Estoy convencida que en un
contexto de neoliberalismo extremo como el actual, escoger ser prostituta es una
decisión tan racional como otra. Por supuesto que de poder elegir verdaderamente quizá
nadie quisiera ser prostituta, pero también resulta difícil que alguien elija limpiar
escaleras por un sueldo de miseria y cualquier mujer preferiría que su hija no tuviera
que hacerlo. ¿Qué es lo que pueden elegir verdaderamente los pobres? Lo que las
mujeres inmigrantes quieren es salir de la pobreza y sacar de ella a sus familias; si la
prostitución se lo hace más fácil y rápido algunas lo preferirán a otras opciones. Pero
naturalmente aquí no hay que perder de vista que nos estamos moviendo dentro de una
concepción neoliberal del concepto de “elección” que no sólo afecta sólo a la
prostitución. Y de un concepto de alienación y de desaparición de la ética política difícil
de comprender para muchas de nosotras. No puedo aquí dejar de poner un ejemplo que
a mí me impresionó profundamente: Mi hermana es profesora de un instituto de
enseñanza media y me contó que hace unos meses desarticularon una red en la que
chicas de 14-15 años hacían felaciones a los chicos a cambio de teléfonos móviles de
última generación. Las nuevas alienaciones son el consumo, la necesidad de posesión
inmediata, la sexualidad como una mercancía intercambiable y que tiene el valor que se
consiga darle etc…pero esas nuevas formas de alienación tienen que ver con el
capitalismo y no exactamente con la prostitución.
2- Las cifras de mujeres que la practican voluntaria u obligatoriamente. En los
debates de esta naturaleza suelo estar en contra de dar cifras porque éstas son siempre
manipulables, difíciles de comprobar, dependen de muchos factores y cada bando da las
que quiere. Las cifras no convencen más que a los convencidos. Baste decir que en los
últimos meses las partidarias de la legalización han declarado que el 5% de las mujeres son engañadas y las partidarias de la abolición que el 5% la ejercen voluntariamente.
Este no es un problema de cifras, sino un problema social, estructural y político. El
sufrimiento es único en cada ser humano.
3- La prostitución está relacionada con e incentiva la trata de personas. Por
supuesto que esto es así, negarlo no tiene sentido, pero es la globalización capitalista y
no sólo la demanda de la prostitución la que organiza este tráfico. Es lo que Celia
Amorós denomina La pinza patriarcal. Los mercados globalizados exigen mujeres
pobres para cubrir los puestos que las occidentales hemos abandonado: servicios
sexuales en cualquier condición, servicios domésticos, servicios de cuidado a ancianos y
dependientes. Los hombres utilizan los servicios sexuales, pero las mujeres de los países
ricos hemos puesto a mujeres pobres allí donde no hemos sido capaces de repartir el
trabajo o de socializarlo. Es aquí donde las cifras tienen importancia, pero desde un
punto de vista de izquierdas: millones de personas son desplazadas, traficadas,
vendidas, compradas, cosificadas por un sistema económico depredador que hace que
sus vidas no valgan nada y que no tengan ninguna posibilidad real de elección sobre
nada.
4- La prostitución es una forma de esclavitud o bien una forma de
empoderamiento. Es realidad es ambas cosas. La miseria y la explotación es una forma
de esclavitud, pero en determinadas circunstancias como dice Dolores Juliano, la
prostitución puede empoderar a las mujeres. No hay que asombrarse. Las mujeres están
acostumbradas a buscar y crear ámbitos de influencia y redes de solidaridad casi en
cualquier contexto por opresivo que parezca. En el pasado evidentemente, sin ninguna
opción profesional ni personal, la prostitución podía ofrecer un ámbito de autonomía En
la actualidad algunas de ellas, viviendo en culturas machistas, obligadas a casarse
jóvenes, a tener relaciones sexuales no deseadas con sus maridos, a tener hijos, a
trabajar por nada de sol a sol, a ver a sus hijos morirse de miseria… ¿cómo no van a
encontrar en la posibilidad ganar algún dinero una cierta manera de empoderamiento?
Obviamente no es verdadero poder, sino alivio de la miseria y búsqueda de alguna
posibilidad de gestionar la propia vida. Como tal estrategia es válida.
5- La prostitución es un mal en sí misma porque el sexo no debe venderse bajo
ninguna circunstancia o bien es un asunto privado y cada cual vende lo que quiere.
Me asombra cómo de de una manera misteriosa, la sexualidad, un asunto político por
excelencia para el feminismo ha pasado, sin más explicación a considerarse privado por
el feminismo proregularización; aquí sería necesaria una explicación que nunca se da. Si
no es un asunto privado, estonces es un asunto político y por tanto estructural del
sistema de género. La prostitución no afecta solo a las prostitutas, sino a todas las
mujeres porque confirma y consolida una determinada manera de construir y
comprender la sexualidad a la que el feminismo se opone. De ahí la necesidad de volver
al feminismo radical, para volver a situar la sexualidad masculina en el lugar que le
corresponde en la lucha contra la desigudald de género.
6-Las partidarias de la abolición son herederas de una moral sexual tradicional,
antigua, reprimidas sexuales etc., conservadoras. Esta acusación, ridícula, proviene
de ciertas alianzas, también ridículas y desde luego terribles entre la derecha
conservadora y un grupo de feministas en EE.UU. Tiene que ver con la tradición
puritana anglosajona y no tiene nada que ver con la lucha llevada a cabo en Europa
donde no está de más recordar que ha sido el feminismo quien más ha luchado por el
derecho de las mujeres al placer sexual, contra la familia, por la libertad sexual, por la
separación entre sexualidad y reproducción etc. En realidad la derecha no quiere abolir
la prostitución (ya que siempre la ha usado) lo que quiere es que no se vea y que
continúe siendo un estigma. En todo caso, con la derecha, ninguna alianza, nunca. 7- La prostitución no es una cuestión de género. No hay duda de que lo es y no se
puede comparar a las mujeres dedicadas a la prostitución con los hombres que se
dedican a lo mismo, porque no es lo mismo. Los hombres dedicados a la prostitución
pueden también ser víctimas de determinada explotación pero no lo son en la misma
medida, ni lo son de la explotación de género. Por eso me parece un error decir que la
prostitución masculina es también una cuestión patriarcal. No lo es. Además de la
diferencia incomparable en las cifras de unos y otras, los hombres que se dedican a la
prostitución no son traficados, ni explotados, ni tienen chulos, ni son encerrados, ni
vendidos de un propietario a otro. Simplemente porque a los hombres, se quiera o no se
quiera, no se les puede cosificar; eso es un axioma patriarcal.. Si se trata de chaperos
para prostitución homosexual el estigma recae sobre el cliente y también el riesgo.
Hablar de las mujeres que utilizan la prostitución es una estrategia para “sacar” el
problema del ámbito del género y presentarlo como simétrico. La idea de un gigoló
cenando con una mujer rica con la que luego tiene relaciones sexuales en las que él hace
su rol masculino tradicional y ella el suyo femenino, no tiene sentido. Si fueran casos
simétricos el problema es conseguir, como dice Sheyla Jefrreys, a millones de hombres
que se ofrezcan semidesnudos, que se sometan a todo tipo de situaciones degradantes y
que dejen que las mujeres les penetren con enormes dildos por el ano o la boca. Insistir
en la simetría de la situación entre hombres y mujeres dedicados a la prostitución es
fácilmente desmontable.
7- Lo progresista es apoyar la legalización. Tengo que reconocer que para mí este es
el punto más sorprendente. Supongo que tiene que ver con que vivimos en un mundo en
el que el “sexo ha sido revelado” como significante universal pero que, al mismo
tiempo, se intenta vender (justo para poder venderlo) como estigmatizado, liberador etc.
y que la gente de izquierdas lo defiende como reacción al puritanismo anterior. No
puedo entender por qué las personas progresistas han renunciado a hacer un análisis
político de la sexualidad y a negarse a considerar la construcción social que subyace a
dicha práctica (la violencia simbólica de Bourdieau) La resistencia a nombrar la
prostitución como un asunto político es la resistencia del patriarcado a visibilizarse. Lo
que me resulta ininteligible del todo es cómo personas de izquierdas apoyan, en este
caso, no a las prostitutas, sino a las multinacionales del sexo que son quienes dirigen el
negocio y que serían los principales beneficiarios de la legalización (el segundo negocio
del mundo). Un negocio formado por traficantes de personas, mafiosos y, en España,
concretamente partidos de extrema derecha. Estamos ante el único negocio del mundo
en el que los empresarios afirman luchar por conseguir derechos laborales para sus
trabajadoras. ¿A nadie de izquierdas le extraña esto? El problema es que la izquierda ha
asumido de manera acrítica cierta noción liberal del sexo como necesidad física y por
naturaleza liberadora y por eso le ha resultado imposible reconocer que al clarificar
nuestras necesidades sexuales estamos definiendo nuestras individualidades y la
situación que ocupamos en el sistema de género. El capitalismo ha acabado con casi
cualquier posibilidad de pensar en términos de responsabilidad individual, lo único
importante es satisfacer los deseos y si son sexuales entonces no es progresista poner
ningún freno.
8- Dividir a las mujeres en putas y vírgenes es una estrategia del patriarcado para
dividir a las mujeres. Hay que acabar con el estigma. Como dice Amelia Valcárcel
no resignifica quien quiere, sino quien puede y las mujeres y menos las prostitutas no
pueden. Entre otras cosas porque el estigma es necesario para el mantenimiento de la
prostitución. Muchos de los llamados clientes buscan la prostitución precisamente para
transgredir las normas sobre el cuerpo de las mujeres. Hay estudios que demuestran que
es precisamente la sensación de peligro y de estar haciendo algo prohibido lo que motiva a muchos clientes. En todo caso, jamás seremos las mujeres, y menos las
prostitutas, las que puedan resignificar la prostitución. Además, está demostrado que
cuando se legaliza a una parte, la división se produce entre las legalizadas y las
inmigrantes no legalizadas y casi esclavizadas.
9- Hay que acabar con la hipocresía y la doble moral. De acuerdo. Pero son los
clientes los que mantienen la doble moral: sus mujeres en casa y las putas fuera. Son las
partidarias de la regulación las que admiten que su trabajo es un trabajo especial y que
requieren barrios especiales, lejos de los colegios y de los vecinos. Yo no estoy de
acuerdo en absoluto. Es más, eso me parece terrible. Las calles no hay nunca que
limpiarlas de las víctimas que la injusticia produce. La miseria hay que combatirla,
jamás que esconderla.
10- Hay que escuchar a las prostitutas. Sí, pero a todas. Evidentemente solo tienen
acceso a la voz pública una minoría. Las esclavizadas, encerradas, dependientes de los
proxenetas etc., no tienen capacidad de palabra y, probablemente, si hablaran no
volverían a trabajar. Hay muchas mujeres que han sido prostitutas y que trabajan por la
abolición. A esas o no se las escucha o su voz se descalifica.
11-Es un trabajo normal, hay que darles derechos laborales para protegerlas. No
es un trabajo normal y ellas mismas lo reconocen. Los empresarios no quieren darles
derechos, quieren estar ellos a salvo de la policía y amparados legalmente. No se
defienden los derechos de estas personas, sino los de los empresarios que quieren que
ellas se den de alta como autónomas, lo que en teoría ya podrían hacer. Es posible darles
derechos básicos sin necesidad de legalizar la prostitución. Legalizar la prostitución es
legalizar el negocio. ¿La legalización acabará con el proxenetismo? No, la experiencia
demuestra que crecerá y se hará más fuerte. Para que sea un trabajo defendible desde el
punto de vista progresista deberíamos preguntarnos si es un trabajo necesario o
socialmente útil. Desde el punto de vista feminista ambas opciones no se mantienen.
Sólo es útil para el mantenimiento del sistema sexual del patriarcado. No es posible
entenderlo como un trabajo normal. Si lo analizamos con calma y realismo tendríamos
que pensar que si es un trabajo normal tendrán que pedir facturas, tendrán que tener un
convenio en el que se defina, por ejemplo, lo que puede y no puede ser introducido por
su vagina o por su ano, el nivel de humillación que tendrán que soportar, las palabras
que se verán obligadas a escuchar y cuales no. Tendrá que definirse qué tipo de
prostitución será: S/M, penetración anal, penetración vaginal, sexo oral…
Lo cierto es que si regulamos la prostitución en realidad estaremos empeorando
la calidad de vida de la mayoría. Cuando se regula un mercado estigmatizado y en el
que se trata de poner límites a la miseria lo que se hace es crear un mercado paralelo en
el que se obliga a ingresar a las más vulnerables en peores condiciones. Es decir, si se
obliga al uso del condón en los clubs o a la petición de facturas lo que ocurrirá es que se
abrirá el mercado de prostitutas ilegales que ofrecerán muy barato lo que los clientes no
quieren en los clubs legalizados. Si en los clubs se impone, por ejemplo, que no se
pueden introducir botellas por la vagina (como ocurre en los clubs de Filipinas) el
cliente buscará allí donde pueda hacerlo. Porque no es el cliente el que se adecua a la
oferta, sino el mercado el que se adapta a cualquier cosa que pida el cliente. Poca gente
sabe que en Holanda el 80% de la prostitución es ilegal pues sólo se ha legalizado a las
comunitarias o inmigrantes legales, las ilegales han quedado fuera y a merced de las
mafias, la policía etc., más vulnerables que nunca (Chapkis, 2000) Con el tiempo las
holandesas abandonarán el mercado del sexo y quedarán las inmigrantes ilegales
traficadas.
Es imposible, por su propia naturaleza, regular el mercado del sexo en esta
economía política y sexual, El único combate posible y razonable es aquel que se oponga a la expansión, reforzamiento y legitimación social de un determinado concepto
de la sexualidad humana.
12- Muchos clientes no buscan sexo, sino compañía hablar, cariño…Supongo que
será así, no todos los hombres son salvajes. En realidad éste de la demanda es el punto
clave: transformar el concepto de masculinidad que la prostitución refuerza y legitima.
Hombres profeministas y feministas tenemos que transformar la manera de
relacionarnos sexualmente y la manera en que se construye el deseo masculino. La
prostitución enseña a los hombres a actuar una determinada masculinidad que impone
un estándar impersonal que se presenta como la realidad, más que como una específica
experiencia histórica para los hombres. Fue Reich el que mostró como el
distanciamiento de sus experiencias como hombres están escritas en la experiencia de
sus cuerpos como máquinas. Los hombres aprenden a sentirse sexuales sin sentirse
humanos. Igual que sabemos que muchos sienten que el pene tiene vida propia, también
la sexualidad masculina se constituye en una esfera aparte en sus vidas, que no aprenden
a integrar en su cotidianeidad. Aprenden que pueden establecer estrictas fronteras
sexuales sin enfrentarse a la necesidad de relacionarse humanamente con sus
compañeras/os. Es como si el sexo fuera una esfera autónoma que no tiene nada que ver
con la intimidad, con la humanidad en realidad.
Si para las mujeres las categorías de subordinación, opresión y cosificación son
experiencias sentidas personalmente por casi todas nosotras pero que nos han servido
también para aprender las relaciones de poder como un todo, son ellos ahora los que
tienen que a través de la autoconciencia, acercarse a esas categorías intelectuales que
pueden usar para ordenar o constituir su experiencia. Una forma de masculinidad sin
miedo a la intimidad, que sea incapaz de ver a otras personas (mujeres) como un medio,
incapaces de cosificar, de no escuchar, de no sentir al otro como un ser humano; seres
humanos críticos con la centralidad de la genitalidad, capaces de pensar más en la
calidad de las relaciones que en la cantidad o en propia efectividad. La prostitución
refuerza la masculinidad tradicional e impide que se cuestione. Y dado que la izquierda
la apoya, cada vez resulta más difícil de cuestionar. Es una reacción patriarcal a cierto
éxito del feminismo occidental.
12-El sexo es una necesidad humana y hay personas que por la razón que sea no
pueden satisfacerla, por lo que necesitan de la prostitución. Siendo justa diré que
este argumento es el menos utilizado porque es el más desacreditado intelectual y
académicamente. El argumento que presenta el sexo (masculino) como una fuerza
natural, arrolladora, incontrolable y que necesita descargar o lo hará por donde no debe
ya no suele utilizarse académicamente, aunque es uno de los más usados por el llamado
“sentido común”.
13- ¿La abolición en un país va a acabar con la prostitución? No, incluso puede
tener algún efecto perverso que no niego ni puedo explicar aquí. No estoy segura que la
prohibición sea la solución, lo abordaré más extensamente en el libro. Pero desde luego
la regularización no es aceptable porque, como dice María Pazos las leyes no solo
regulan, sino que dan cobertura ideológica y moral a determinadas prácticas. “Reflejan,
a la vez que potencian, unas determinadas (y no otras) estructuras sociales, normas y
valores, aunque estas normas estén implícitas y no se reconozca su existencia. Las leyes
(… ) potencian unos u otros comportamientos”. Afirman lo que la sociedad considera
aceptable y legítimo y lo que no. Regular la prostitución significa aceptar que esa es una
manera normal de relacionarse sexualmente hombres y mujeres y, sobre todo, que se
renuncia a luchar contra ella. Esa es la gran hipocresía que subyace tras la demanda de
regularización. No se puede luchar por los derechos de las mujeres y luchar al mismo tiempo por dar cobertura en la ley a la misma desigualdad, a uno de los núcleos duros de la desigualdad entre hombres y mujeres.

lunes, 4 de agosto de 2014

Los miserables y la violencia de género por Miguel Lorente Acosta

El 29 de julio han asesinado a una mujer en Málaga, tenía 25 años y era madre de un niño al que el asesino llama hijo por eso de la biología; y aunque los hechos parecen limitarse a una determinada hora de la madrugada, la historia de este crimen, como la de todos los homicidios por violencia de género, es más larga. 
Las condenas no han tardado en producirse, como siempre condenas en abstracto en contra de la violencia de género, y muchas de ellas insistiendo en lo que la mujer, Verónica Frías, debía  o no debía haber llevado a cabo. No se ha hecho referencia a los hombres que maltratan a las mujeres, tampoco al machismo que se ve a diario en los medios de comunicación y a nuestro alrededor, al que todo el mundo considera parte de la normalidad, incluso como algo gracioso o simpático en determinadas circunstancias. Y por supuesto, no se ha mencionado de manera crítica al agresor, tan sólo se ha descrito una historia antigua de violencia caracterizada por dos hechos fundamentales: la violencia que él ejercía sobre Verónica, y la actitud justificativa de ella que lo perdonaba, hasta el punto de no querer denunciarlo y de retirar la denuncia tras interponerla. Una situación que se ha mantenido hasta la actualidad, cuando hace tan sólo unos días fue atendida en el hospital Carlos Haya por una nueva agresión, y no quiso tampoco denunciar. 
¿Cómo es posible que ante los indicios objetivos de violencia y los antecedentes de una historia de agresiones no se adoptaran medidas contra al agresor, al margen de la voluntad de la víctima?, ¿desde cuándo para perseguir un delito público hace falta la autorización de la persona que lo sufre?... La mujer puede renunciar a las medidas dirigidas a su atención y asistencia, como hizo; está claro que no se le puede obligar a recibirlas, aunque el abordaje debería tener en cuenta sus circunstancias, pero sobre el agresor sí se puede y se debe actuar. 
No deja de resultar paradójico que se tomen medidas sobre una persona en contra de su voluntad ante la posibilidad de que padezca una determinada enfermedad infecto-contagiosa que pueda afectar a otras, aunque no sea una patología mortal, y en cambio no se haga nada contra un agresor que revela elementos objetivos de riesgo, como ocurría en este caso. 
Los hechos duelen mucho, pero duele aún más la miseria humana que nos rodea para permitir que la violencia de género continúe y aumente.
Los miserables de hoy no son los que carecen de los recursos y circunstancias mínimas para poder vivir dignamente y afrontar los problemas que les afectan, los miserables hoy son los que tienen los medios y la riqueza para impedirlo, y permiten que se mantengan las condiciones que atrapan a las personas en esa pobreza material y vital para poder afrontar su existencia con dignidad en libertad y en igualdad. Los miserables de hoy son quienes utilizan esas condiciones para enriquecerse y dominar a quien teme perder incluso esos elementos mínimos de “supervivencia”. Los miserables hoy son quienes, además, culpan a la gente que sufre en esas condiciones de su propia situación.
Los miserables hoy son quienes desde el posmachismo, y cuando nada más conocerse el homicidio de Verónica en Málaga, invaden las redes sociales inventando datos sobre  denuncias falsas, muertes de hombres que se suicidan o son asesinados por sus parejas, y quienes llegan a justificar éste último homicidio diciendo que pudo ser asesinada “por las consecuencias que sufrió el varón por las denuncias falsas”… Hay mucha miseria en quien no quiere mirar la desigualdad existente en la sociedad, la discriminación, la violencia contra las mujeres… y en quien, además, intenta que nadie las mire, porque su objetivo no es hablar de otra cosa, sino evitar que se hable de violencia de género y de desigualdad.
Y también hay miseria en quien sigue jugando con la situación de las víctimas de la violencia de género para justificar no hacer nada contra los agresores amparándose en la voluntad de ellas. Una violencia que nace de las referencias que la propia cultura da para entender las relaciones de pareja, y que genera un impacto emocional en las mujeres que la sufren, además del miedo, la inseguridad, las dudas… que acompañan a las decisiones que deben tomarse en esos momentos, no puede abordarse tomando como única referencia lo que una víctima manifieste en un momento determinado. Como hemos comentado antes, a ella no se la podrá obligar a recibir asistencia ni a que acepte determinados recursos, pero eso no implica no hacer nada contra el agresor ante los indicios objetivos de violencia.
La realidad es muy clara en este sentido. Según el Eurobarómetro, en toda la Unión Europea hay un 2% de población que considera que la violencia contra las mujeres es "aceptable en algunas circunstancias", y un 1% piensa que es"aceptable en cualquier circunstancia". Esta forma de pensar lleva a que exista un 15% de ciudadanos de la UE que entiende que la violencia física y la violencia sexual contra las mujeres "no son graves". Unos porcentajes que son similares para España, según recoge el propio Eurobarómetro.
Como se aprecia, el terreno para la violencia de género está abonado y cultivado. ¿Vamos a dejar que sean estas personas quienes lideren las decisiones que deben adoptarse en la UE y en España para erradicar la violencia de género?, ¿vamos a permitir que sean las personas que piensan de ese modo las que actúen desde las administraciones, instituciones y servicios ante los aproximadamente 1600  casos diarios de violencia de género que se producen en España? (Macroencuesta, 2011). 
Si dirigiéramos la mirada a las causas de la violencia de género, es decir, a la desigualdad entre hombres y mujeres como instrumento de poder, la discriminación que genera, la violencia que utiliza… y empezáramos a hablar de los hombres que abusan, discriminan, agreden y asesinan, seguro que la respuesta ante cada caso sería diferente y, sobre todo, la reacción social cambiaría para criticar y cuestionar a los hombres agresores y a quien los amparan con su silencio, en lugar de compadecer a las víctimas y acompañarlas minutos de silencio vacíos.

Profesor Titular de Medicina Legal de la Universidad de Granada, también Médico Forense, Especialista en Medicina Legal y Forense, y Máster en Bioética y Derecho Médico. Ha trabajado en el análisis del ADN en identificación humana, el análisis forense de la Sábana Santa, y en el estudio de la violencia, de manera muy especial de la violencia de género, circunstancia que llevó a que le nombraran Delegado del Gobierno para la Violencia de Género en el Ministerio de Igualdad.

sábado, 5 de julio de 2014

Intervención de la AER en la jornada “Parlamentarios y sociedad civil por el derecho a un aborto legal, seguro y accesible” en el Congreso de los Diputados de España

     

Y el Señor dijo: “Parirás con dolor”. Ella pario o decidió no hacerlo, así ha sido a lo largo de la historia de la humanidad.
Por ejercer la libertad que se nos ha negado, hemos sido condenadas históricamente desde el ostracismo hasta la hoguera.

Milenariamente la relación de subordinación -entre otras- a la que fueron, han sido y somos sometidas las mujeres en las sociedades patriarcales, se encarna a través de nuestros cuerpos y del cercenamiento de nuestra autonomía, es una situación que ha sido sostenida por los discursos de filósofos, religiosos, médicos y políticos a lo largo de los siglos.
La salud, la autonomía y el derecho  de las mujeres deben estar garantizados por la ley, y está garantizada por la Constitución Española; ¿A qué se debe este retroceso a tiempos democráticamente prehistóricos de nuestro país? ¿qué peaje y a quiénes debe  el Ministro Gallardón y por qué deben ser la mujeres de nuestro país quienes paguen esta deuda que ellas no han contraído?  Nadie tiene el derecho a decidir sobre la vida y el futuro de las mujeres en España sino ellas mismas.

Las mujeres no somos menores de edad no necesitamos tutela de varón por muy gallardo que este sea,
conocemos la corrupción la perversión del lenguaje a la que nos acostumbra el Ministro Gallardón, somos conscientes de nuestras capacidades, de nuestras necesidades y de la realidad que nos rodea; si decidimos dar el paso de interrumpir nuestro embarazo, el Estado debe dotarnos de un sistema sanitario y legal que nos  permita hacerlo con la garantía y plena seguridad como hasta hoy se viene haciendo en nuestro país.


Desde la sociedad civil española no podemos permitir y pedimos, demandamos, exigimos  a los representantes de la Unión Europea, la ayuda necesaria para que desde Europa -que
debe ser la Europa de los ciudadanos y también las ciudadanas- no nos olviden y remuevan todas las normas que obligue  a nuestro
Gobierno  a cumplir las directivas europeas sobre garantías de derechos de las mujeres. Si es menester, sigan convocando comisiones, sesiones y promuevan sancionen a nuestro país,  como lo hacen en asuntos económicos, demuestren que no son solo la Europa de los mercados y sí de las Instituciones y de la Ciudadanía y enseñen a toda Europa que nuestro Gobierno quiere practicar la ablación al derecho a decidir de las mujeres.
Decidir no un delito, decidir es un derecho.      

miércoles, 18 de junio de 2014

Las otras mujeres del Mundial





Erase una vez en Pakistan

“Brazuca” se llama la pelota oficial del mundial; pero las manos que la fabrican están muy lejos del país al que hace honor el nombre. En Sialkot, cerca de la frontera pakistaní con India, una fábrica con 1400 trabajadores elabora este componente vital de la parafernalia mundialista; allí, mujeres cubiertas de pies a cabeza con su atuendo tradicional, con el velo cubriendo sus cabezas, se encargan manualmente de algunos de los pasos finales de la fabricación del preciado balón. En Sialkot, como en Brasil o Argentina, la precarización tiene cara de mujer. Una trabajadora de una de las tantas fábricas de elementos deportivos características de esta ciudad trabaja un promedio de 10 horas por día, por un sueldo mucho menor al de sus pares masculinos. El 90% de las trabajadoras en Pakistán no tiene ningún tipo de contrato formal ni cobertura social, y no se les permite afiliarse a los sindicatos. En este país donde el 25% de la población vive bajo el umbral de la pobreza, cada año centenares de mujeres son asesinadas en los llamados “crímenes de honor”; para salvar el “buen nombre” de la familia por una falta que haya cometido cualquiera de ellos, se condena a muerte o violación múltiple a una de las mujeres que la integran.

Mientras tanto, en el país del Carnaval…

A 14.000 kilómetros de Pakistán, en Brasil, la publicitada creación de puestos de trabajo durante los
gobiernos del PT se basó en la precarización laboral y la tercerización, como en Argentina. La mayoría de estos puestos precarios fueron ocupados por mujeres y jóvenes. En el Brasil gobernado por Dilma Rousseff, una mujer es asesinada cada dos horas, y las violaciones se cuentan por decenas de miles cada año. Con el Mundial se potencia uno de los aspectos más sórdidos de la violencia contra las mujeres: la explotación sexual. Los medios argentinos vienen sacando notas con tono “picaresco” acerca de cómo “se preparan las prostitutas” para el Mundial, lo cual además de chocante, resulta aberrante cuando se trata de un destino privilegiado del llamado “turismo sexual”. Se calcula que unos 40 millones de personas son prostituidas en todo el mundo, mientras que la trata victimizaría a alrededor de 2,5 millones. Los analistas señalan que lo que vuelve más vulnerables a las víctimas de trata y explotación sexual en Brasil, además de la pobreza y las pésimas condiciones de vida de millones, es lo bajo de las penas para los explotadores; existen redes mafiosas cuidadosamente armadas con participación de funcionarios y fuerzas represivas, donde las personas son llevadas a través de ciertos puntos fronterizos ya conocidos para estos fines, si es que no se las explota dentro del mismo país. Para algunos medios todo esto parece no revestir la menor gravedad; La Nación publicó esta semana, por ejemplo, que “nadie está más dispuesto a poner toda la carne en el asador que las prostitutas de Vila Mimosa, la "zona roja" de Río de Janeiro” , volviendo a la sutil metáfora de las mujeres como pedazos de carne en otros párrafos. Es de suponer que así ven también a las más de 250.000 niñas prostituidas en Brasil, cuyo número aumenta cada día al calor de la llegada de visitantes extranjeros. 8 millones de reales es lo que invierte el gobierno en programas para frenar la prostitución infantil, una cifra ridícula frente a los 1.800 millones que lleva gastados en operativos de seguridad por el Mundial.

Ningún ‘jogo bonito’

La realización del Mundial no hizo sino empeorar la situación de grandes sectores de la población del país, además de provocar indignación por el despilfarro y los negociados en torno al evento. Mientras el gobierno lleva invertidos 15.000 millones de dólares en el Mundial, una de cada cuatro personas sobrevive con un salario mínimo de US$ 310, cuatro veces menos de lo que cuestan algunas entradas al evento. Los preparativos llevan mucho tiempo, e incluyeron la militarización de las ciudades donde habrá partidos, el desalojo violento de más de 150.000 habitantes de los barrios más pobres, y la muerte de obreros de la construcción por el aceleramiento en las obras, a pedido de la FIFA. Mientras Adidas fabrica pelotas en Pakistán aprovechando la mano de obra barata, es una de las multinacionales que se beneficia con los US$ 680 millones en exenciones impositivas en Brasil. Pero el gobierno del PT no se la está llevando de arriba: “el pueblo ‘alegre y pasivo” brasileño fue sustituido por un pueblo luchador, un pueblo de reivindicaciones y sueños que no siempre caben en el fútbol y las telenovelas” . Choferes de autobús, recolectores de residuos, petroleros, bancarios, la comunidad educativa de la USPI y los trabajadores del subte y los aeropuertos están entre los sectores que vienen saliendo a luchar con dureza por sus reivindicaciones, demostrando junto a los miles de manifestantes en las calles, que no van a dejarse encandilar por los fuegos de artificio de ningún espectáculo.

1 “Como las selecciones, las prostitutas de Río ya tienen todo listo para jugar su propio Mundial”, La Nación, 10/06/14.

2 Iuri Tonelo, “Brasil: el gigante entra a la cancha”, Ideas de Izquierda 10, junio 2014.

Por Verónica Zaldívar